Comúnmente cuando se habla de alguien que ha hecho mucho por
el cine en un país se trata de una actriz o actor, un director o directora, o
algún funcionario o empresario del cine. O algo así. Pero no de un cinéfilo.
Jorge Grajales es nuestro máximo experto en cine asiático
pero el llamado “Rey del otro cine” domina muchos géneros y cinematografías.
Se puede decir que es un maestro y crítico entre otras cosas
pero en el fondo, el origen de todo, es que es un cinéfilo fuera de serie, un
cinéfilo extremo.
Platiqué con él con la idea de averiguar cómo alguien se
puede volver famoso de tan cinéfilo. No llevaba preparadas las preguntas y que
bueno porque una entrevista tradicional con un cuestionario nunca hubiera
funcionado. El se puede extender mucho hablando y uno no puede ni quiere
interrumpirlo pues tiene cosas muy interesantes que contar.
Así me entero que el último habitante del Hotel Virreyes,
famoso por ser residencia de artistas de la ciudad, fue el cineasta punk Nick
Zedd, que se negó a salir del hotel antes de su remodelación para convertirlo
en un hotel fifí. Así que armó toda una campaña de resistencia con un reducido
grupo de inquilinos, que implicó que Zedd tuviera que entrar y salir rapeleando
por las ventanas de su habitación por no poder usar las puertas. Zedd, cineasta
y artista multidisciplinario del underground neoyorkino logró llamar la
atención de por lo menos algún medio de Nueva York, pero de ninguno de México,
quizá, tal vez, pudiera ser, porque el hotel es de Carlos Slim.
También me entero que Jorge empezó odiando el cine oriental.
Porque no le gustaban las películas de artes marciales y en ese entonces era un
“cinéfilo mamador” y coincidía con los críticos que leía a los que se les
hacían chafas esas películas.
Pero leyendo revistas del Tower Records de la zona rosa
(Tienda que se extraña sin fin y más importante para la cultura que el
conaculta) Jorge se enteró de las nuevas tendencias del cine asiático, en
particular de la nueva ola de cine de Hong Kong y se propuso encontrar esas
películas. Las primeras que se topó fueron dos películas de John Woo, en un
tianguis de Cuautitlán Izcalli.
Cuenta que su búsqueda lo llevó a descubrir videoclubes
japoneses en la Ciudad de México. El primero de ellos, un lugar prácticamente
escondido adentro de una tienda de artículos japoneses de la colonia Roma. Que
ni siquiera se veía estando ya adentro de la tienda. Hasta que vio a un tipo
salir de una puerta y se asomó y encontró el videoclub con series y películas
que sólo se habían visto en Japón.
Jorge ha traducido y subtitulado muchos de sus hallazgos,
que no sólo busca en cualquier tienda o puesto de videos sino inclusive buscando
a chinos o hindúes que han emigrado recientemente a la ciudad para preguntarles
por ellas. Y entonces la plática se va a los avances tecnológicos en el tema
del subtitulaje. Pero yo le pido que me platique de los legendarios maratones
de cine extremo en el centro cultural José Martí que organizaba junto con un
amigo.
El lugar, me cuenta, era realmente peligroso. Y vaya que
debía serlo, la zona entre el metro Hidalgo y la alameda central no es un lugar
donde uno quisiera estar a mitad de la noche hoy en día. Y en ese entonces
recuerda Jorge, a fines de los noventas era todavía más peligroso, antes de las
restauraciones/ remodelaciones del centro.
Ahí empezaron a hacer maratones nocturnos de cine extremo.
En el José Martí ya hacían maratones nocturnos de cine pero no de cine extremo.
La idea de Jorge y su amigo fue aprovechar la gran cantidad de películas poco
comunes que ya tenían para hacer sesiones de “cine de medianoche” como habían
empezado a hacer en algunos museos en Estados Unidos que no dejan que uno se
quede dormido.
¿Qué tan extremas? Pues las películas que anunciaron en una
de esas primeras ocasiones llamaron la atención de la mismísima secretaría de
gobernación y recibieron llamadas telefónicas donde Jorge tuvo que explicar que
no, no iban a pasar cine snuff ni escenas de canibalismo verdadero.
Esos maratones fueron tan exitosos que tuvieron que empezar
a cobrar la entrada por la cantidad de gente que llegaba y que ya no cabía,
cuando esos maratones antes habían sido gratuitos.
Platicamos de muchas cosas más, de las películas sobre la
leyenda del Rey Mono, en la que también está inspirada Dragonball, de la
historia de José Xavier Návar, el crítico de cine y música que durante años
insistió en que existían versiones con desnudos de las películas del Santo, que
fue tildado de mentiroso y farsante hasta que aparecieron esas películas, de
los paralelismos entre el cine de Akira Kurosawa y el del Indio Fernández, de
revistas mexicanas de ciencia ficción que circulaban en diskette y tantas cosas
más que acabé por decirle que ya tenía material suficiente para un libro y no
sólo para una nota.
De hecho ya hay un documental sobre Jorge “El Rey del otro
cine” que se puede ver en youtube https://www.youtube.com/watch?v=g9_U1CoIeUo
para saber más de este cinéfilo fuera de serie que tanto ha ampliado nuestros
horizontes cinematográficos.